Joyas que entrelazan sentimientos

La colección Trinity de Cartier representa un historia palpable en tres aros que simboliza  la amistad y la fidelidad.

Son tres metales preciosos que desde los bocetos de 1924 dan de qué hablar, el Art Deco influye en esta delicada creación y el nombre de Jean Cocteau aparece también en el halo inspirador de Cartier, para que una pieza trascienda en el tiempo. En esa época ornamentó las manos de la realeza, y es en 1998 cuando finalmente es bautizado con el nombre que hasta hoy sigue haciendo historia.

 

Llamarle atemporal puede sonar trillado, pero no hay otra manera de calificar una pieza que por casi un siglo, ha logrado mantenerse entre las más deseadas de los que aprecian la alta joyería. Su permanencia entre los favoritos, se debe a la gran audacia de la marca que año tras año reinventa el modelo, con variaciones que van desde los colores de los metales, la audacia de la cerámica y el interesante acento del uso de las gemas.

Esto demuestra la capacidad que tiene Cartier de complacer el ojo crítico de sus fanáticos, y esa necesidad de siempre mantenerse en la palestra, sin perder el equilibrio entre la novedad y lo clásico que expone la marca.

Con el Trinity de Cartier el conflicto se presenta al momento de escoger, porque la perfección en cada una de sus propuestas, representan horas de sentarse a observar y probarse cada una de ellas antes de tomar la decisión.

Son muchos los romances que han encontrado su símbolo en el Trinity lo que le convierten en el anillo de compromiso por excelencia, basta con dar un vistazo a la historia, los personajes, la simbología y el trabajo de la marca por siempre renovarla; para entender que tener este anillo, es tener una leyenda es sus manos.

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