Lady Di y el corte de cabello que marcó su renacimiento

De joven tímida a mujer moderna, independiente y liberal, así fue la transformación de “La Reina de Corazones”, un cambio que no dejó por fuera su estilismo completo

Si algo hay que reconocer de Lady Di es el hecho de ser referencia en moda hasta el día de hoy. Primero la conocimos como una chica tímida, que vestía pantalones de cuadros y sweater y también gabardinas, y posteriormente-siendo ya una princesa-descubrimos a una Diana elegante muy al estilo de los 80’s.

Sin embargo, ese estilo tan particular no solo se veía reflejado en su ropa, sino también en su maquillaje y peinado. Todo su arreglo en general iba acorde con el protocolo de la vestimenta real, a la que Diana daba sutilmente sus toques personales de acuerdo a la moda de la época.

Pero con el paso del tiempo y los cambios que vivió Lady Di, ya con un matrimonio finalizado y una nueva vida, cambió esa imagen de niña tierna y de dama glamorosa, por una más libre y atrevida aunque igual de sofisticada.

El primer cambio con el que Diana Spencer sorprendió a todos fue con su corte de cabello, el cual marcó una década según los expertos. Y es que la verdad, fue lo más chic visto en los noventas.

Sobre esta transformación en la imagen de Lady Di, podemos decir que fue necesaria, sobre todo para una mujer que para el momento buscaba libertad, independencia y empoderamiento y sí que lo logró.

El estilista británico Sam McKnight fue quien dio los tijerazos y logró el famoso corte. Cuenta que Diana ese día tenía una sesión de fotos para una afamada revista y fue él quien estuvo a cargo del estilismo.

Terminado en encuentro fotográfico, recuerda que Diana le preguntó que le haría en el cabello si ella le permitiera darle rienda suelta. “Sugerí que se lo cortara y ella, para mi sorpresa, aceptó y lo hicimos allí mismo. Fue todo muy improvisado”.

¿El resultado? Un corte más corto, más actual y mucho más favorecedor que simboliza el renacer de Diana. A partir de ahí una nueva mujer acaparó los flashes no solo por lo libre que se veía con su nuevo estilo, sino también por arriesgarse con sus vestidos, dejándolos de llevar menos largos que antes, usando sandalias que dejaban sus pies al descubierto y utilizando prendas más arriesgadas para la dama madura que estaba naciendo.

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