Natalia Mazzei Zubillaga: El arte de la moda

El don innato de sus manos fue alimentado por su madre, museóloga de profesión, quien la introdujo en el mundo del arte, le enseñó a apreciarlo y a comprenderlo

Por Alejandro Celedón Mendoza

Tendría unos 15 años y observaba con detenimiento a las modelos desfilar. Vio entonces, como si de una revelación se tratara, cuál era su destino.  La diseñadora rememora, y cuenta que desde pequeña fue curiosa y detallista, con un interés manifiesto por las materias que le permitían dar rienda suelta a su creatividad.

El don innato de sus manos fue alimentado por su madre, museóloga de profesión, quien la introdujo en el mundo del arte, le enseñó a apreciarlo y a comprenderlo. Se entiende entonces que Soto sea punto de partida para una de las tres colecciones que integran su portafolio —por ahora—, que admire a Cruz-Diez y a Víctor Valera, todos venezolanos. Formada en el prestigioso Fashion Institute of Technology en Nueva York (FIT), pasante nada más y nada menos que en la “House of Herrera”, el imperio de moda tutelado por Carolina Herrera, sueña y trabaja por conquistar con su propuesta el mercado latino. Mientras tanto devela, en primera persona, parte de su arte y parte.

La inspiración

“La inspiración la tomo de todas partes. Sin embargo, siempre han sido constantes el arte, la naturaleza, las grandes ciudades y la cultura de cada grupo social. Recuerdo que de niña visitaba museos, tanto en Caracas como en otros países; al principio no entendía muy bien cuál era el interés de mi madre con estos recorridos. Con el pasar del tiempo, el arte se ha convertido en una pasión para mí. Compartí con artistas y diseñadores, conocí sus espacios de trabajo, lugares donde siempre percibía una magia especial. Recuerdo la casa del artista plástico Víctor Valera en Bello monte.  Parecía un museo, llena de buen gusto, con una mezcla entre lo clásico y lo moderno. Él tenía un gran conocimiento del manejo del color, sus obras estaban llenas de detalles, características que he tratado de plasmar en mis piezas. Sigo visitando museos y exposiciones, me encanta conocer artistas jóvenes”.

El proceso creativo

 

Los pasos dados

“Lo más duro hasta ahora ha sido arriesgarme a tomar mis propias decisiones. Pero cuento con aliados: mi familia, especialmente mis padres y mi hermana. Siempre me han apoyado y creído en mí; ellos me inspiran cada día a continuar. Mis tres colecciones han sido un gran aprendizaje, sobre todo porque me han ayudado a entender los gustos de mis clientas. Los cortes y los contrastes, sellos de mi marca, se mantienen siempre; voy incorporando nuevas piezas y estampados, acorde con lo que imponen las temporadas. Sobre los estampados, en la primera colección el tema de inspiración fue más amplio. Se tratataba de la naturaleza, lo que me permitió abarcar una mayor cantidad de texturas y colores”.

 

Aprendiendo de la Maestra

El año pasado sentí la necesidad de realizar pasantías en alguna casa de modas en Nueva York. Me ofrecieron trabajo en distintas compañías, como Milly y Elizabeth and James, pero mi gran sueño era formar parte del equipo de Carolina Herrera, a quien no conocía, pero era uno de mis grandes referentes. Tras una serie de entrevistas quedé seleccionada en el área de diseño. Mi día a día fue un constante corre corre, muy normal en una casa de modas como esa. Seleccioné  botones y varios materiales, trabajé de cerca con los textiles, colaboré con el registro de los recursos que utilizamos, también hice un par de muestras de bordados, participé en fittings y researchs para las colecciones. En un principio Carolina me pareció una mujer un poco distante. Sin embargo, con el pasar de los días observé que era muy cercana con su personal. Cada vez que iba a la empresa saludaba a todo su equipo, incluyéndome. En su firma aprendí la importancia del trabajo en equipo y de saber adaptarse a distintas culturas.  Al finalizar mis pasantías, conversé con ella en su oficina y me dedicó dos de sus libros. Ese momento fue para mí un sueño hecho realidad.

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