CICADA, la metamorfosis hecha joya
Desde Nueva York, Cicada Jewelry redefine el concepto de elegancia artesanal con una mirada poética y moderna. Su universo celebra la metamorfosis, la belleza imperfecta y el poder transformador de las gemas. En esta conversación exclusiva, descubrimos el alma detrás de sus creaciones.
Por Jennifer Albornoz Figueras
En el competitivo universo de la alta joyería, donde la opulencia suele eclipsar la emoción, Cicada Jewelry ha logrado crear un lenguaje propio: Fundada en Nueva York, se ha consolidado como una de las firmas más respetadas dentro del nuevo lujo estadounidense, con presencia en Bergdorf Goodman, Moda Operandi y en selectas boutiques de diseño donde el detalle y la autenticidad son la norma.
Su estética se inspira en la metamorfosis —la belleza del cambio y la imperfección— y se materializa en piezas que combinan técnicas tradicionales, gemas raras y una sensibilidad moderna. Cada joya de Cicada parece tener un pulso propio: late, respira y evoluciona con quien la lleva.
En esta conversación exclusiva para Velvet Magazine, la firma nos revela los secretos de su filosofía creativa.

Los diseños de Cicada son reconocidos por su minuciosa artesanía y su sensibilidad clásica. ¿De dónde proviene la mayor parte de su inspiración?
De la naturaleza y la historia. Nos inspira la arquitectura de los siglos pasados, la poesía del arte y los ciclos orgánicos que revelan cómo todo renace con el tiempo.
Sus piezas transmiten una elegancia silenciosa. ¿Cómo equilibran la contención con la opulencia?
Creemos en el lujo íntimo. Una joya no debe gritar su valor, sino revelar su fuerza poco a poco. Buscamos armonía entre la pureza del diseño y la riqueza de los materiales.
¿Hay una época que influya particularmente en su estética?
El romanticismo victoriano, por su carga simbólica y emocional. También admiramos el Art Nouveau por su fluidez y sentido naturalista.

¿Cómo integran la narrativa en sus creaciones?
Cada gema tiene su historia. Partimos de su energía y dejamos que ella dicte el diseño. Una pieza puede surgir de un recuerdo, de una emoción o de un instante de belleza.
Cicada realiza todo su proceso en casa. ¿Por qué es tan importante ese control hoy en día?
Porque asegura coherencia y autenticidad. En un mercado acelerado, la artesanía se convierte en un acto de resistencia y de respeto por el tiempo.
Utilizan técnicas tradicionales poco comunes. ¿Hay alguna que les genere especial orgullo?
Sí, hemos recuperado métodos antiguos de engaste y pulido a mano que nos conectan con la esencia de la joyería clásica, adaptándolos a una sensibilidad contemporánea. Esto implica mantener técnicas manuales de engaste, pulido fino y acabados delicados que muchas casas modernas externalizan. Aunque no se cite una técnica específica revivida, su insistencia en el taller interno preserva métodos tradicionales que han sido dejados atrás por la producción industrializada.

¿Qué cualidades buscan al seleccionar gemas, especialmente las de color?
Nos dejamos guiar por el carácter de cada piedra. Buscamos profundidad, matices inesperados, inclusiones que cuenten una historia. No perseguimos la perfección, sino la emoción. Cuando una gema tiene vida interior, cuando su luz respira, sabemos que pertenece a una pieza de Cicada.

¿Priorizan gemas sin tratar o de origen ético?
Sí, trabajamos con proveedores que comparten nuestra filosofía ética. Siempre que es posible, usamos gemas sin tratamientos y metales de fuentes responsables. Este enfoque hace que el proceso sea más lento, pero es parte de nuestra integridad. No creemos en la belleza que nace del sacrificio o la prisa.
¿Ciertas gemas les transmiten emociones diferentes? ¿Abordan de forma distinta, por ejemplo, una turmalina que un zafiro?
Absolutamente. Cada piedra tiene su lenguaje. Una turmalina es dinámica, impredecible; un zafiro transmite calma y equilibrio. Al trabajar con ellas, tratamos de traducir esa energía en forma y proporción.
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